A 60 años de la desaparición del avión militar en el que viajaba el cadete Roberto Vitetta
El 3 de noviembre de 1965, la aeronave en la que se trasladaba el efectivo de la Fuerza Aérea oriundo de Mercedes perdió todo contacto y nunca más se supo de ella. El TC-48 había partido con destino a California en viaje de fin de curso, y cayó en el trayecto entre Panamá y El Salvador.
A seis décadas de aquel hecho, los restos del avión nunca fueron encontrados y nadie sabe qué fue lo que pasó con los 68 pasajeros a bordo (cinco oficial y 54 cadetes, además de la tripulación). El ingeniero José Vitetta, hermano de Roberto, lo buscó durante años, incluso en medio de la selva, junto a los padres de otros dos de los cadetes, uno cordobés y otro santafesino. Al cumplirse ahora un nuevo aniversario de la catástrofe, José Vitetta conversó con Radio Meridiano desde Córdoba, en vísperas de un homenaje que la Legislatura de esa provincia le rendirá a las víctimas y sus familiares.
“Lamentablemente, este es un tema sin final -dijo-. Las familias hicimos todo lo humanamente posible para conocer qué es lo que ocurrió, pero nuestros gobernantes no actuaron de la misma manera. La Fuerza Aérea se olvidó de una parte importante de su gente”, denunció Vitetta.
Ya en un aniversario anterior, el hombre le había dicho a Meridiano que “sólo en algunos momentos” habían tenido “una reacción de la Fuerza Aérea; se han ocupado poco y, lamentablemente, sin éxito. Hubo gente en Costa Rica que siguió detrás del tema siendo ellos muy conocedores del terreno, pero por razones de la vida, porque alguno falleció o se cansó, también desistieron. Hoy este hecho sólo está en el recuerdo de los familiares”.

De Roberto le quedan, dijo su hermano, “los momentos felices de la juventud, en el barrio; eran otras épocas, otras enseñanzas, otro empuje. Nos tocó esto lamentable, lo extrañamos mucho, pero nos hemos tenido que ir amoldando. Era un buen muchacho, Roberto”.
Vitetta recordó asimismo que “había un señor en Suiza que se dedicaba a la búsqueda de aviones”, lo que alimentó la esperanza de la familia de conocer los pormenores de aquel triste suceso, “pero después dejamos de tener noticias suyas. Hoy las madres se han ido, las esposas se han ido, van quedando los hijos, ya grandes. Hacerle juicio a la Fuerza Aérea pudo ser un camino posible, un camino a tomar, pero no nos soluciona el tema principal que es saber qué miércoles pasó”.
TECNOLOGÍA
Sobre los libros de investigadores que se han ido publicando sobre la tragedia, José Vitetta dijo ahora que “algo he leído, pero mayormente dan vueltas sobre lo que ya conozco. Siempre entendí que la única solución posible para saber algo era la tecnología moderna, pero para eso hace falta el impulso del Gobierno”.
“Yo era muy joven cuando pasó todo esto, tenia 25 años. Han pasado sesenta años. Aquella época era muy distinta a la de ahora, no teníamos teléfono. Cuando viajé allá, por ejemplo, entre Puerto Limón, que era nuestra base de operaciones, y San José de Costa Rica no había carretera. La única forma de viajar era en avión o en tren. Se imaginarán cómo era todo aquello”.
Sobre los dos padres (ambos miembros de la Fuerza Aérea) que lo acompañaron en la búsqueda recordó que “me doblaban en edad, tenían cincuenta años, pero caminaban por la selva como dos muchachos en el afán por encontrar a sus hijos. A partir de este hecho conocí las miserias humanas, las tristezas; fue muy triste todo”.
El dolor de su madre, dijo, fue lo que lo impulsó a viajar a Centroamérica para acompañar la búsqueda, aunque la mujer no apoyó la idea de que fuera hasta allá.
Esta tarde, Vitetta asistirá al acto en la Legislatura de Córdoba junto a su hijo y un nieto. Mañana mismo estará de regreso en Mercedes.
