FESTEJOS DE PRIMAVERA: la excepción amarilla y verde

En el día de ayer se desarrolló el clásico evento de primavera. Las caravanas, banderas y pirotecnia tomaron las calles de la ciudad cumpliendo los acuerdos con las fuerzas de seguridad y ordenanzas vigentes. Sin embargo hubo una sola excepción y fue de color amarillo y verde.

 

Festejar en primavera es la ley principal. Esa parece ser la regla que por costumbre se instaló desde hace años en nuestra ciudad. Lo que en un principio eran picnics diseminados por los espacios mercedinos, poco a poco fueron convirtiéndose cada vez más en una demostración de fuerza, virilidad y poder. Las “luchas de bandas escolares” culminaron en festejos recordados por los altos niveles de violencia y descontrol dignos de una manifestación en Plaza de Mayo aunque sin causa política: sólo la creencia de que se es más que alguien por asistir a alguna institución escolar particular y que eso, se demuestra en la calle.

Hace más de 10 años que se trabaja para controlar los festejos y que los mismos se desarrollen con menos violencia y más coherencia. Después de eventos que implicaron violenca física, personas internadas y un alto nivel de falta de control, existe un trabajo conjunto. Colegios, padres y madres, alumnos, seguridad y el área de juventud organizan tanto los espacios de festejos como la seguridad de los mismos que, año a año, tienen cada vez mayor complejidad y nivel. Lo que antes era una “reunión en una quinta”, algunos colegios, en su gran mayoría instituciones privadas, realizan fiestas donde solicitan pulsera para ingresar, cuentan con seguridad privada, contratan bandas reconocidas y Protección Civil debe habilitarla. La intención no es prohibir el festejo sino hacerlo sin violencia ni perjuicio a quien no es parte del mismo

Durante las llamadas “caravanas”, cada colegio porta grande banderas (cuanto más grande mejor), realiza cantos de cancha y usa una incontable cantidad de fuegos artificiales, haciendo una especie de demostración de su virilidad y poder; marca un territorio. Nada muy lejos de lo que vemos en las barras bravas. Se sabe que se han invertido grandes sumas de dinero, llegando a comentarse el gasto de hasta un millón de pesos en pirotecnia hace 5 años atrás. Sin embargo, la sociedad avanza y hoy está prácticamente prohibido su uso. La implementación de la ordenanza “Libre de pirotecnia sonora” se pone a prueba cada 21.

Así y todo, la foto de anoche era una Avenida 29 cubierta por una alfombra amarilla y verde, los colores del Colegio San Patricio. Los papeles arrojados fueron sólo una cola de su paso por allí. Además de contener frases que ejercen la violencia simbólica y ensuciar las calles, las quejas de vecinos y vecinas no tardaron en llegar: el ruido era insoportable. Esto sin recaer en otra cuestión que es la limpieza del espacio público a cargo del Estado.

Desde la Secretaria de Seguridad declararon que pudieron constatar que un solo curso de un solo colegio fueron quienes arrojaron pirotecnia prohibida, además de no cumplir con el horario pactado de circulación. Según señaló el subsecretario del área Gonzalo Anselmo, se recolectaron los restos para su cotejo y se labró un acta que está siendo girada al juzgado de faltas. “Le hemos pedido máxima rigurosidad al juez”, dijo y agregó: “un curso, de un colegio tiró por la borda el gran compromiso de todos los estudiantes y los padres. Es más, en ese mismo establecimiento educativo había tanta diferencia con ese curso que el resto del colegio inició la caravana solo. Querían diferenciarse de estas personas”. Las multas van desde $800 a $1.600.000 y se supone que deberán ser los padres los que se hagan cargo de la misma.

El subsecretario agregó que si bien cree que hicieron un buen trabajo mancomunado, lamentablemente hubo un pequeño grupo de la sociedad a la cual no pudieron llegar: “seguramente las familias deberán hacer un exhaustivo trabajo con sus hijos e hijas para ver qué es lo que está pasando que no están tomando consciencia ni tienen empatía con el otro.