Cumple 83 años el ex Instituto Unzué

Desde su impronta arquitectónica hasta los fines con los que fue construido, resultó un proyecto de avanzada en su época. Hoy pertenece a la Municipalidad y se encuentra en plena actividad.

 

 

Actualmente a cargo del área de Desarrollo Social municipal, su responsable Jorgelina Silva manifestó la “alegría que significa para nosotros festejar un año más del Instituto”. La fecha se celebró hoy con la visita de las niñas y niños del Jirin N° 6, que funciona en la Escuela 26.

En años anteriores, a instancias de Juan Schiavoni, un empleado ahora jubilado que se crió en el Instituto, se organizaba un festejo en el lugar, pero este año no lo habrá.

En el predio del ex Unzué funcionan en la actualidad la Secretaría de Desarrollo Social, el área de Discapacidad, el hogar de abrigo Abelito, el proyecto Mechas Solidarias, el Centro Universitario Regional, el CAPS de adultos mayores, el programa alimentario y el habitacional, una pileta, el centro de orientación vocacional y más dependencias. “Tiene una vida enorme”, contó Silva. “La construcción es tan noble y ha sido tan importante que, por ejemplo, no requiere de aire acondicionado en verano. Por supuesto que tiene dificultades, pero se ha estado ocupando de eso el gobierno municipal”.

Desde hace “tres o cuatro años” el predio de cuatro manzanas de extensión se escrituró como patrimonio municipal, aunque se siguen gestionando partidas provinciales para su funcionamiento. Un solo sector se encuentra ocioso, uno de dos plantas que había sido asignado al Centro de Formación 402 para su recuperación pero aún está sin terminar.

El Instituto Unzué supo alojar hasta 300 menores y funcionaba como “una mini cuidad donde todo se resolvía adentro, como en el Martín Rodríguez”, comentó la funcionaria. No obstante, el proyecto original fue el de un hospital de envergadura.

“Hoy trabajamos con otro modelo, que para mí es mejor, y es que los chicos y chicas formen parte de la sociedad y no tengan todo hacia adentro. Pero hay que entender que esto nació en otro etapa de la Argentina y es comprensible”, añadió Silva.

Cada año en el mes de octubre se realiza en el ex Unzué un encuentro de exalumnos de los que se acercan casi trescientos. Según la funcionaria, “el que viene al almuerzo a reencontrarse con sus excompañeros sabemos que guarda el mejor recuerdo de este lugar. La mayoría nos cuenta que este hogar le salvó la vida”. Aun así, admitió que no todos vivieron allí una buena experiencia: “Es que por más que les pongamos la Playstation, y los chicos coman re bien, y las operadoras sean buenísimas, es triste no estar con tu familia”.

Cuenta la historia que Saturnino Unzué y su esposa María Inés Dorrego, como parte de la gran obra benéfica que realizaron en Mercedes, proyectaron un hospital de grandes dimensiones ya que el existente hacia 1938 era un pabellón muy precario que databa de 1870. El nuevo establecimiento tendría capacidad para 140 camas, farmacias, laboratorios, consultorios externos, oratorio, un pabellón de maternidad y dos de cirugía, entre más espacios. Sin embargo, una vez terminado el Municipio le restó interés al proyecto y le pidió a Unzué que se hiciera cargo del mismo. Fue entonces que la familia decidió donarlo al gobierno de la Provincia con destino a un Instituto de Menores que se inauguró el 22 de mayo de 1941.

En el ahora ex Unzué funciona en la actualidad el denominado Hogar Abelito, con 22 niños (desde un año de vida) y adolescentes. Los mayores están en situación de adoptabilidad, a la espera de una familia. Con los más pequeños, durante los primeros seis meses de estadía en el hogar se intenta una reinserción a su grupo familiar de origen, siempre con intervención de la Justicia.