Aumenta la inestabilidad de la cuenca del Plata: hay hasta 40 crecidas anuales

No se espera que el agua vuelva a subir en las zonas costeras al menos en lo que resta de la semana. En cambio, el pronóstico no es bueno para las lagunas bonaerenses.

 

 

“El estuario del Río de la Plata ha vuelto a sorprendernos, como viene haciéndolo hace ya algunos años. Hay que pensar que el estuario tenía una frecuencia de crecidas de diez a doce en el año, y ahora estamos con más de cuarenta crecidas anuales desde hace casi un lustro. El río está mucho más activo”, confió el ingeniero Juan Borús, hidrólogo y experto en la cuenca del Plata.

Lo de este martes fue una crecida con dos picos significativos pero para los próximos cuatro o cinco días no se espera “nada especial”. Antes de la pandemia, los mimbreros que trabajan en el Delta solicitaron que se creara alguna herramienta que permita prever las crecidas y su eventual coincidencia con heladas para poder así abrir compuertas, dejar entrar el agua y evitar males mayores en su producción. El informe se publica regularmente todos los martes y viernes, “y con sólo mirarlo uno se da cuenta de lo pulsante que está el estuario. Destaca en el marco general de la cuenca del Plata, que al día de hoy muestra una gran tranquilidad, con lluvias acotadas, por debajo de lo normal en algunos lugares”, añadió.

El Servicio Meteorológico Nacional realiza un pronóstico de la situación de tres meses hacia adelante que, en este momento, no llega a proyectar más allá del mes y medio por lo imprevisible del escenario: “Nos obliga a estar siempre al pie del cañón”, dijo Borús.

Con esto queda casi descartada la posibilidad de una crecida importante de la cuenca del Plata hacia el fin del verano: “El Niño se está yendo, sin el impacto que tuvo en otras épocas, y la posibilidad de crecidas cae tan a pique como el caudal del río Paraguay, donde no está lloviendo casi nada”.

Respeto de la sequía casi total que afecta a las lagunas de Lobos, Navarro y Junín, Borús señaló que podría revertirse si se cumple la previsión de que sobre la llanura pampeana las lluvias vuelvan a ser normales o ubicarse por encima de lo normal. “No se necesita una tormenta tremenda sino la normalización de la frecuencia de eventos, algo que hasta el momento no ha sucedido”, comentó.

A su criterio, la situación actual es complicada y las lluvias que hacen falta no llegarían a las lagunas al menos en las próximas dos semanas. En cuanto a las temperaturas, Borús no cree que de aquí al fin del verano vuelva repetirse el calor agobiante de la semana pasada.