Franco Gollo, doblemente premiado por el MIT

Hijo de uno de los fundadores del Centro de Formación Profesional N° 401, el investigador mercedino fue el primer argentino en recibir dos reconocimientos en tan distinguido centro de estudios.

 

 

 

 

 

Feliz de vivir en Mercedes, donde residen sus hijos, después del “largo camino” que realizó en los Estados Unidos, Gollo declara su satisfacción por “trabajar en Capital, hacerlo para otros países, pero darles (a los chicos) la misma infancia que tuvimos nosotros, porque criarme en Mercedes para mí fue lo más lindo que me pasó”, confesó.

El profesional cursó inicialmente la Licenciatura en Marketing, aunque admite que fueron “la curiosidad y la perseverancia las que me llevaron hasta el MIT”. Según contó por Radio Meridiano, “no hubo un solo año de la secundaria en que no me haya llevado materias; mínimo, tres por año. Por eso no sabía si me podría dedicar a estudiar. De hecho, hice algún cuatrimestre de Comunicación y finalmente abandoné; no me veía, no encontraba mi camino”. Su padre falleció a sus 21 años y al mismo tiempo él fue papá. Comenzó a trabajar entonces en un banco e inició estudios de Marketing. No le fue bien en las primeras materias, pero obtuvo “un cuatro que me hizo ver que no era tan malo”. Finalmente, completó la carrera en siete años y medio.

Después de eso hizo la carrera de Coaching y al finalizar comenzó a ocuparse del marketing y la producción de bandas musicales. “Me fue muy bien en el jazz, aunque en el rock no tanto. Entonces decidí cortar con eso”

El siguiente paso, en 2017, fue irse a estudiar a la India, “a la base de los montes Himalaya, una técnica de meditación. Quería entenderme, saber por qué había estudiado esas carreras y por qué me pasaba lo que me pasaba, porque no estaba teniendo suerte en todo lo que emprendía”. Viajó en un periplo organizado por la destacada locutora argentina Daisy May Queen, que vive allá hace tiempo.

A su regreso a la Argentina después de dos meses, lo hizo con el bagaje de haber experimentado “la conexión entre los seres. Lejos de la iluminación, esto es una práctica. De tanto hacerlo, la mente cede y llegás a esa instancia”.

Lo siguiente en su vida fue estudiar un MBA en la Universidad Torcuato Di Tella, un máster que “te da una visión global de la toma de decisiones en las empresas. Yo quiero beber de este manantial”, pensaba.

Le costó juntar el dinero para solventar lo costoso de la maestría: reunió sólo la mitad gracias al apoyo de sus hermanos, lo que le permitió cursar los primeros dos años. Finalmente, invirtiendo en bonos y acciones logró juntar el resto para terminar de cubrir la totalidad de los años de estudio. Se recibió con honores.

Su tesis fue sobre “la seguridad psicológica en el comportamiento organizacional”, partiendo del caso de los 33 mineros chilenos que permanecieron atrapados durante 69 días bajo tierra. “Ahí me di cuenta que lo mío son los equipos de trabajo y decidí especializarme aún más en eso”.

Al Massachusetts Institute of Technology (MIT) llegó después de enviar un e-mail con su tesis y de comentarles sobre su interés en desarrollar proyectos sobre los procesos de liderazgo. Lo aceptaron y lo sumaron a un proyecto de transformación digital donde ya había ingenieros y otros profesionales. El grupo decidió apoyar a la fundación mexicana Salvemos el Agua y la ayudó a introducir todos sus protocolos dentro de una aplicación para que las inspecciones para premiar a las compañías ecológicamente responsables puedan superar cualquier frontera. El MIT premió al equipo, justamente por lograr que esa herramienta tuviera un alcance global.

Gollo viajó en varias oportunidades a los Estados Unidos, y continuó trabajando también a distancia. El MIT le ofreció luego sumarse a otro proyecto: Alta dirección en transformación digital. “Valoraron que me enfocara en la parte humana y grupal como complemento de la tecnología”, explicó. Con este segundo equipo ideó una plataforma que conectar inversores, proveedores y profesionales creando un ecosistema propio, “una especie de Tinder de los emprendedores”, lo describió En este sentido amplió Gollo que “existen 150 millones de star-ups en el mundo, pero al cabo de cinco años el 90 por ciento desaparecen. Entonces investigamos por qué pasaba eso y tratamos de revertirlo”.

En la actualidad, Gollo realiza asesoramientos en transformación digital de empresas “para que puedan comprender que la tecnología no es una máquina moderna sino una silla, el papel donde escribís, el vaso del que tomás agua. La primera tecnología en la faz de la Tierra fueron las herramientas de piedra. Tecnología es el sistema creativo que ayuda a la comunidad a vivir mejor”, concluyó.