Después de la sequía, El Niño traería inundaciones para marzo o abril

La variabilidad tan veloz, de una sequía extrema y persistente a una situación de humedad en exceso, “es la manifestación más evidente del cambio climático”, denunció el ingeniero Juan Borús, director del Instituto Nacional del Agua (INA).

 

 

“Nos tendremos que acostumbrar a los cambios bruscos, a las variaciones rápidas”, advirtió el experto. “Más allá de lo que pueda hacer la gente, la responsabilidad de poder revertir este escenario recae en las instituciones nacionales, provinciales y municipales, sobre todo en lo vinculado con la conservación del agua”, dijo.

“Toda precaución para el cuidado del agua que se tenía treinta años atrás hoy hay que seguir aplicándola pero multiplicada por veinte. Lo mismo con el cuidado de los suelos y la conservación de los humedales”, reclamó.

Según el director del INA, “hoy se está develando la última duda que teníamos respecto del fenómeno de El Niño: la evolución dinámica de las lluvias, dónde llovería antes y después. Desde fines de agosto y principios de septiembre, El Niño se ensañó con la cuenca del río Uruguay, que ya tuvo una crecida en septiembre y otra en octubre, que culminó en Salto Grande el último fin de semana y tendrá ahora un muy lento descenso”, contó Borús.

Otro elemento que parece definirse es la frecuencia de eventos en las provincias de la cuenca del Plata. En esa región hay pronóstico de precipitaciones para esta semana y la próxima, pero el experto calcula que no serán de una importancia significativa. Excepto localmente en algún lado. “Esto permitiría que la condición hídrica de los suelos termine siendo normal”, aventuró.

Con todo, Borús advierte que este evento “será largo, vamos a seguir hablando del Niño de acá al otoño del año que viene”. Espera así, “para fines del verano y comienzos del otoño, marzo o abril, un escenario opuesto al de los últimos cuatro años”, con saturación de suelos y eventuales inundaciones.

El país tiene dos tercios de su territorio árido o semi árido, y sólo un tercio húmedo, “que a pesar de su nombre ha demostrado que cada tanto tiene sequías importantes. No por nada Florentino Ameghino tituló su libro ‘Sequías e inundaciones en la provincia de Buenos Aires’. Lo esperable, en término medio, es que se acumulen en el año unos 1.000 milímetros aproximadamente. Aunque en los últimos años hemos tenido bastante menos que eso, especialmente en la zona más productiva del país”.

Claro que para el inicio del otoño, Borús vislumbra un giro que haga superar la marca de los 1.000 milímetros, llevando la situación al polo opuesto.

El Instituto Nacional del Agua y el Servicio Meteorológico Nacional se encuentran preparando un nuevo boletín hidroclimático, que saldrá la semana próxima y que permitirá identificar tendencias que ayuden a tomar previsiones de aquí a tres meses.